Estar confinado en casa puede resultar estresante y los días pueden hacerse aburridos y muy similares unos a otros. Es conveniente hacer un esfuerzo por intentar salir de la rutina o para desconectar de los problemas.
Aunque no se pueda salir de casa siempre podemos improvisar «escapadas en familia». ¿Preparados para un plan? Aquí van unas ideas:
El método de organización que enseño en la imagen se llama método Kanban, que literalmente significa, «sistema de tarjetas» y es muy utilizado en el mundo de la empresa. Originalmente, fue ideado por la fábrica de automóviles Toyota para gestionar sus proyectos y permite organizar las tareas de forma visual.
Había oído hablar sobre esta película que aborda el tema de la dislexia pero nuca me había decidido a verla (¡Dura casi 3 horas!).
Actualmente, la única opción legal par verla es a través de la plataforma Netflix. Si no estáis suscritos a la plataforma, también la puedes encontrar subida a Youtube en versión subtitulada al español.
La película «Estrellas en la tierra» fue rodada en 2007 y transcurre en la India pero, a pesar de todo, se pueden encontrar sorprendentes paralelismos con las dificultades a las que se enfrenta un niño con necesidades específicas de atención educativa, hoy en día en España.
Los aspectos que, a mi parecer, la película refleja muy bien son:
Cuando un niño no va bien en el colegio siempre se sospecha de despreocupación familiar. En este caso, el niño protagonista proviene de una familia de clase acomodada que valora los estudios. Además, tiene un hermano con muy buenos resultados académicos y que tiene el mismo entorno familiar.
Se crean tensiones en la familia, por los distintos enfoques educativos de cada progenitor y por la frustración que se genera al no ser capaces de encontrar cuál es el problema.
El colegio y la familia se echan la culpa mutuamente. Para unos el niño no se esfuerza lo suficiente y, para otros, no está bien atendido debido a la masificación de las aulas.
El maestro da modelos de referencia para el alumno de personajes de la historia que iban mal en el colegio y luego hicieron grandes cosas. Para los niños con dificultades de aprendizaje es muy importante saber que el colegio es solo una etapa y que las cosas no serán así siempre.
Las clases de apoyo que emplean recursos más manipulativos e implican otros sentidos en el proceso de aprendizaje.
Las escenas en que el niño es echado al pasillo porque se malinterpreta su actitud como una falta de respeto, son muy similares a las que describe la investigadora Luz Rello en su libro «Superar la dislexia» (la autora ha recibido numerosos premios por su trabajo en el campo de la dislexia, trastorno que ella misma padece).
El proceso por el que se llega a la indefensión aprendida: cuando ninguna estrategia sirve para adaptarse a la escuela, el niño deja de intentarlo siquiera.
Refleja bien el poco peso que tiene la creatividad y el arte en los sistemas educativos.
No me ha gustado tanto:
La simplificación de un trastorno tan complejo como es la dislexia. No todos los niños con dislexia escriben letras en espejo, ni este rasgo es indicio inequívoco de un trastorno (de hecho, se produce con cierta frecuencia cuando se inicia el proceso de lecto-escritura).
La facilidad con la cambia de actitud del resto del profesorado, pasando de ser profesores superestrictos a muy cercanos y comprensivos con el problema del alumno.
Que el profe que arregla la situación sea siempre un sustituto muy carismático que llega a mitad de curso.
Los videoclips que intercala la peli, que si bien estéticamente son bonitos, alargan el metraje innecesariamente.
Como reflexión final, decir que el visionado de «Estrellas en la tierra» es interesante para cualquier educador/a e incluso para ver en clase o en un cineforum, aunque hay que tener presente que en la vida real las cosas no suelen resolverse tan fácilmente.
Muchos profes comentan que les resulta difícil normalizar las situaciones de diversidad en el aula.
Durante este verano, se me ocurrió una dinámica para explicar el TDAH en el aula, inspirada en un tuit de @quiquesr que se hizo viral. En él, el autor explicaba a un alumno cómo sus síntomas de TDAH podían también ser considerados como potencialidades en otros contextos, de tal forma que el niño no los viera como un estigma y los normalizara. Le explicaba que él era como un cazador en un contexto, el cole, que era como una granja y que esperaba las virtudes de los granjeros.
La idea provenía de un libro de Thomas Armstrong cuya lectura recomiendo porque, además de normalizar la neurodiversidad (no solo el TDAH), pone el acento en las potencialidades de la misma y no en las carencias (puedes ver la referencia al final de la publicación).
En el capítulo relativo al TDAH, Armstrong explica como esta forma organización del cerebro, con síntomas de hiperactividad, capacidad de distracción e impulsividad, podrían suponer una ventaja en tiempos prehistóricos.
En aquel momento, un cazador tendría que estar atento a todos los estímulos que le rodean para detectar a su presa y evitar los peligros (tarea en la que una persona con TDAH podría ser muy exitosa). Junto a ellos, estarían los recolectores, que tendrían que hacer uso de la planificación (qué esperar cada época del año, dónde se encontrará cada fruto…), la atención focalizada y una actitud más sedentaria (los frutos no se van a escapar ni amenazar nuestra vida).
Partiendo de esta analogía, se podría organizar una dinámica de aula tratando aspectos como:
Las principales ocupaciones de una sociedad prehistórica y las características que se debían tener para cada uno de ellas. Con alumnado más mayor, puede ser una lluvia de ideas, mientras que con los más pequeños, puede ser más adecuado utilizar tarjetas con las características y que ellos decidan con qué ocupación se corresponden, cazador o recolector, pegándolos en la pizarra.
Razonar si ambas ocupaciones eran igual de necesarias para la sociedad.
Escenificar la labor de un cazador y de un recolector en el aula.
Preguntar cuántos se sienten más identificados con los cazadores y cuántos con los recolectores.
Hacer un listado de cosas que se hacen en el cole y establecer una relación con los roles de «cazador» y «recolector». Ejemplos de tareas serían: hacer los deberes, preparar un examen, hacer una carrera en educación física, jugar un partido de fútbol en el recreo…
Buscar profesiones actuales que requieran cualidades de «cazador» o «recolector».
Hablar sobre fortalezas y debilidades y cómo se puede tratar de mejorar en aquellos aspectos en que no somos tan buenos. Si l@s chic@s son más mayores, se puede intentar un análisis DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades) para estudiar el punto de partida de cada uno y las posibilidades de mejora. Tienes un ejemplo aquí.
Finalmente, y aunque en principio no soy partidaria de hablar de la etiqueta diagnóstica de ningún@ alumn@ en concreto, si el niñ@ desea poder hablar sobre el tema delante de la clase, podemos normalizar el TDAH diciendo que se trata de una organización diferente del cerebro, ni mejor ni peor, pero que destaca en actividades con más movimiento y le cuesta más actividades más sedentarias y de atención focalizada. Y, si el niño lo desea, darle la oportunidad de comunicar cómo se siente o leer un cuento/historia sobre el TDAH. Te dejo algunos ejemplos de posibles lecturas aquí.
Creo que se podrían realizar muchas actividades a partir de esta analogía, así que si se te ocurren más ideas, no dudes en dejarlas en los comentarios del post.
Todo el mundo tiene miedos que le generan ansiedad, bien a cosas pequeñas como a las arañas, bien a cosas más grandes como el miedo a perder nuestro puesto de trabajo o a un ser querido. Los síntomas fisiológicos de esta ansiedad son: palpitaciones, sudoración, opresión en el pecho, ganas de salir huyendo…
En el caso de los niñ@s estos miedos tienen ciertas peculiaridades debido a su edad, que conviene tener en cuenta:
Si un buen amig@ te comenta que le ha salido mal un examen después de prepararlo mucho, ¿qué le dirías? Posiblemente, le harías ver que lo más importante es lo que ha aprendido en el proceso, que habrá otras oportunidades de examinarse o que su valía no se reduce a una nota.
Sin embargo, los mensajes que nos mandamos a nosotr@s mism@s, ante la misma situación, son muy distintos. Suelen ser frases del tipo «soy un desastre«, «todo me salemal» o «nunca aprobaré este examen«. Y lo peor es que, muchas veces, de tan repetida que ha sido esta dinámica a lo largo de nuestra vida, ¡ya no somos ni conscientes de ellas! Solo somos conscientes del malestar que nos producen y del bucle negativo en el que nos estamos metiendo.
Porque he conocido muchas madres coraje como la de Jesús Vidal.
Porque he vivido la lucha de much@s chic@s discapacitad@s por superarse y por sobrevivir en una sociedad poco adaptada a la diferencia.
Porque es difícil ver discapacitad@s en el cine pero es que también es difícil verlos en cualquier sitio (¡Son tantos los obstáculos!).
Porque para subir las escaleras sin dificultades, Vidal tuvo una acompañante pero cuando se apagan las cámaras, quedan su 10% de visión y sus recursos para apañárselas.
Porque, por cada centro ocupacional y piso tutelado que se ve en la peli, hay muchas familias luchando por encontrar recursos para sus hij@s.
Porque el discurso de Jesús Vidal, defendiendo la inclusión, la diversidad y la visibilidad, ha sido tendencia en los medios y en las redes sociales.
Porque la inclusión empieza en los centros educativos y ¡queda tanto por hacer!
Porque quieres pensar que tu granito de arena, en una suerte de «efecto mariposa», está sirviendo de algo.
Porque, entre implicarme o tomar la salida más fácil, mis padres siempre me aconsejaron hacer lo correcto.
Empecé a ver esta serie, en la que una adolescente explica los motivos que le llevaron a suicidarse, por la polémica que suscitó en su día sobre si podía incitar a l@s adolescentes a quitarse la vida.
Mi opinión personal es que, en la mayor parte de los casos, el suicidio está motivado por la desesperación derivada de una enfermedad mental como la depresión y que, en la mayoría de los casos, es difícil de detectar la profundidad del pozo en el que se haya sumida la persona que lo hace.
Por otra parte, el suicidio es algo real y de lo que hay que hablar, precisamente para poder ayudar a estas personas. Hoy en día, se trata de un tema tabú del que ni siquiera las familias que lo han sufrido, son capaces de hablar de ello.